Carnavales Culturales
Hace tres años llegué a ese megaevento junto a mis papás, fue un día espectacular, recorrimos cada cerro del puerto y en cada calle o plaza pública encontrábamos funciones de teatro, títeres, encuentros musicales, poesía, exhibiciones, etc. Toda la manifestación artístico cultural se desencadenaba en cada rincón del viejo Valparaíso. Caminamos, caminamos y caminamos y cuando empieza a oscurecer nos quedamos a ver a Pettinellis con Café Tacuba, excelente. Unos cuantos espectáculos más y a la subida Ecuador al terminar el día compartiendo algunos litros de cerveza. El regreso a Santiago fue alrededor de las 3 de la mañana. A la versión siguiente fuimos los tres nuevamente y llevamos a mi hermana, el evento culminó bailando en un mar de gente junto a Joe Vasconcellos.
El año pasado quise repetir la experiencia y partimos a Valpo con mi amiga Maida y su amiga Andrea, ohhh...todo un personaje ella. La aventura comenzó en el terminal, recién comprábamos los pasajes cuando Andrea se encontró con unos amigos que ofrecieron llevarnos. Ok, ¡A devolver los pasajes! Y ahí nos fuimos, con la familia del amigo, todos medios hippies, en una camioneta especialmente acondicionada con un tapizado de vaca que le daba un estilo muy especial.
Llegamos a Valpo donde se supone nos quedaríamos en casa de nuestro amigo Alejo, pero él aún se encontraba en Santiago "¡¿Qué hacemos?!" Litros de cerveza y unas chorrillanas fueron la opción.
Llegó Alejo y empezamos a subir Cerro Alegre. En una plaza hay una función de payasos, con Maida nos quedamos mirando: "Vayan, ya los alcanzamos". Termina la función y nos perdemos intentando buscar la casa. Nos alcanza la noche y de pronto ya estamos en Cerro Cárcel. ¡Uf, que caminamos!... pero por fin llegamos aunque nuestros amigos nos reciben un poco molestos por la preocupación de nuestra demora.
Alejo vive con 2 franceses que están de intercambio, son muy graciosos ellos y quienes digan que soy buena para el vino es porque aún no carretean con franceses, ellos sí deben tener jugo de uva en sus venas. De inmediato bajamos a la Plaza Sotomayor a ver a Congreso. ¡Muy Bien!. Después vamos a bailar Al Proa. Los amigos franceses tiene más amigos franceses y algunos muy guapos. Estamos bailando y amablemente le ofrezco cerveza al francés guapo, con eso de que hay que querer al amigo cuando es extranjero, De pronto me quedo en la ventana observando el puerto porque el calor es sofocante y "¡Mierda!" alguien me tiró el pelo, me doy vuelta y es la niña que está con el francés guapo. "Lo siento, es que tienes el pelo taan lindo". Jajaja, la excusa es tan ridícula que no puedo evitar reírme ¿Por qué siempre me terminan agarrando de las mechas? En fin, soy media bruta pero peleas de mujeres no es mi estilo, prefiero lesionarme con clases de judo con los comandos (Ups, el que sabe, sabe), a ella no la tomo en cuenta. Seguimos bailando y una desquiciada salta a nuestro lado y nos empuja cada vez que puede. De pronto Andrea se me acerca "Esta mina me tiene chata, te juro que una vez más y le pego ¿Me prestai ropa?". No tomo muy enserio sus palabras y le respondo "Ok. Haz lo que quieras pero mejor te cambio de lado". La desquiciada me empuja y sutilmente entre baile y baile le dejo caer un par de codazos camuflados para que sepa que puedo responder, me deja tranquila y de pronto la veo saltar por encima mío y caer con todo sobre Andrea. Uhhh, Andrea crece como 3 metros y se la va encima. Maida reacciona y junto al Rafa toman a la aguerrida Andrea por los brazos, la desquiciada se da cuenta e intenta arremeter cuando recuerdo mi compromiso y la agarro por la parte de atrás del cuello de su polera y como si fuese una pepona la hago retroceder como 10 pasos "¡¿Adónde crees que vas?!". El acompañante de la desquiciada se aburre del escándalo y desaparecen de ahí. Volvemos a bailar mientras que nuestra guerrillera reclama una y otra vez "¡¿Por qué me agarraron?! No ven que eso es peligroso, ella podía haberme hecho cualquier cosa y yo sin defenderme, además era un zancudo, deberían habérmela dejado". jajaja. Creo que nunca nos perdonó haber interrumpido el enfrentamiento.
Bailamos, bailamos y luego a casa, exhaustos.
Al día siguiente nos levantamos, tomamos desayuno en una tradicional cafetería de Cerro Alegre y luego, los pasajes a Santiago nuevamente. Había que llegar porque era 31 y se venia el Año Nuevo 2005.
Toda una aventura. Ahora el año 2005 termina y estamos ad portas del 2006. Nuevas historias, nuevos desafíos, nuevas aventuras y al parecer, lo recibiré con mis amigas de Team Peuño en pleno ¡Todas Juntas otra vez! como en los viejos tiempos.
2006...te estoy esperando...y todo para bien!
El balance del 2005 se encuentra aquí: Ultimo dia nadie se enoja