febrero 24, 2011

La mágica complejidad de lo simple

Puedo energizarme mientras siento el sol inquietante que me acompaña al caminar.
Puedo maravillarme con la brisa que nos enfrenta en forma de un constante oleaje mientras intentamos remar en dirección opuesta.
Puedo sonreír al ver doble dosis de arcoiris después de una tormenta.
Puedo asombrarme con el retumbar sin fin de un trueno entre las montañas abarcando en un extenso eco cada rincón.
Puedo quedar hipnotizada observando el ondular de las aguas del río mientras una flor perdida es arrastrada por la corriente...


Pero hoy ya casi duele estar inserta en ese instante y regresar con la convicción cada día más certera de seguir siendo parte de este mismo mundo... tan extenso y omnipotente, y a la vez tan pequeño, frágil... intenso... suave... agresivo... ser parte de él y tener esta maldita conciencia de no estar ni ser lo suficiente...


Una sensación tan confusa me nubla los sentidos... una sensación que cuestiona desde mi mundo personal hasta nuestra calidad humana... un cuestionamiento inquietante de qué somos y qué hacemos con nuestra responsabilidad natural como personajes desenvueltos en este escenario.... Y a su vez con una sensación casi adictiva de querer estar constantemente ahí...inmersa en lo que yo llamo mundo real... ese que vive y muere cada día en lo imperceptible de nuestros sentidos.... una sensación casi adictiva de estar ahí.... observando...tocando....sintiendo...oyendo.... de querer ir por más... y más... y este maldito temor de ir por tanto que más tarde no pueda volver...


Eres lo que haces... eres dónde estás... eres lo que vives... y cada día ... y cada minuto debiera ser la mejor oportunidad para dejar de soñar... para despertar... para vivir.... para dejarse llevar por esta energía universal... quiero ir por más... pero supongo que temo ir por tanto que después no logre volver... o quizás... temo ir por tanto que deje de maravillarme con esta simpleza descubierta en cada segundo... y entonces... ¿Por qué más podré ir?




La mejor manera de creer en la magia es observar lo más simple de la vida...

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