junio 14, 2017

De libros y sombreros.

Las librerías siempre son parte de mis favoritos para comprar un regalo aunque si es para un niño que no le agrada leer, es un verdadero desafío.

Estación Central fue mi barrio de niña, luego mi barrio universitario y ahora que he dejado de ser capitalina, es el paso cómodo para nosotros, los viajeros interregionales, ya que tenemos de todo a unos pasos de la estación de trenes o de los terminales de buses.

Voy con el tiempo en contra una vez más. Hoy llueve. Paso rápidamente a una, dos, tres librerías. Compro el regalo que necesitaba y parto de regreso al Puerto. En el camino caigo en cuenta de una nueva pérdida ¡Mi sombrero! ¡Lo perdí! Era mi sombrero para días de lluvia, mi propio recuerdo traído desde Praga. ¡Ay Praga! La bella Praga. ¡Cómo adoro ese sombrero!

Pasan los días, semanas y me repito que en algún momento recuperaré mi sombrero checo.

Estoy otra vez en la ciudad. Uno de esos pocos días citadinos en que tengo un par de horas libres. Vuelvo a la pequeña librería de Estación Central. Entro decidida por mi sobrero y mis movimientos repentinos desconcentran la lectura del tipo que atiende el lugar y que, en ese momento, entretenía su tarde leyendo sobre el mostrador. Por mi parte, ver que no era el señor mayor que me atendió la última vez, también me descolocó y por unos segundos olvidé qué hacía ahí.

Entonces comenzó el ritual de sonrisas estúpidas y frases inconclusas.

- Ehhh,... Hola...
- Hola.... ¿En qué te puedo ayudar?
- Ehhh... Yo... Vine hace unas semanas. Y...bueno... ¡Tú no estabas!.. bueno... perdí... mi sombrero... aquí. Me atendió un caballero...¡Mayor!
- Si...ja... Ok... ¿Y lo perdiste aquí? ¿Estás segura?? Porque yo no he visto un sombrero. Ehhh, espera, deja buscar ...
- Ok
- No lo veo. ¿Estás segura fue aquí?
- Mm sí... No. Igual pudo ser en la librería del lado.

Sonreímos en silencio sin saber cómo continuar.

- Ok, gracias. Sólo pasé porque tenía que intentar recuperarlo.
- ¡Espera!... Mira, hagamos una cosa. Vuelve en un rato y yo le pregunto al dueño si él lo guardó. Él llega pronto y ahí te cuento.
- No puedo. Vivo en Valparaíso y ahora me voy pero no te preocupes. Está bien
- Entonces ¿te parece mejor que me dejes tu teléfono, cuando llegue le pregunto y luego te llamo para decirte si está acá?
- Claro... anota. Mi nombre es Alejandra.

Y así sin más, siendo la enemiga n°1 de dar el número de teléfono a desconocidos, lo solté sin titubeos entre sonrisas de ida y regreso.

Y resultó que el sombrero estaba en la librería vecina por lo que, corriendo e hiperventilada, pasé de regreso a avisar que había encontrado mi prenda perdida.
- ¡Te dije que no estaba aquí! ... ¡Oye!... pero... ¡¿Cómo?!! ¿Entonces ya no te llamó??!!
- Ehhh, no. Creo que... no. Ya lo encontré.

Han pasado más semanas desde entonces.
La sobrina necesita un libro para sus clases ¿Y por qué no?
- Hola
- Ehh hola... ¡Tú has venido antes!
- Ah... Si.  Perdí mi sombrero aquí ... pero no fue aquí sino que al lado.
- Sí ¿Cómo está Valpo?  Me acordé de tí apenas te ví...tú eres de Valpo...
- Vengo buscando un libro. Éste...
- Sí lo tengo. Vuelvo al tiro... Espera... Cuida mi té...
- En realidad creo que me lo tomaré...

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