Jueves Piola y Ecoturismo
Los días jueves se han convertido en una buena opción para comenzar a encender al fin de semana que se acerca. Disco gratis y tragos dos por uno, además, no es un día oficial para ir a bailar por lo tanto nuestras expectativas no son mayores y quizás esa sea parte de su encanto. Sólo hacer algo distinto y compartir un rato agradable entre nosotros.
El viernes haremos ecoturismo: iremos a pasar el día a "Los Gemelos", claro que sólo en Curanipe y con mis amigos, el panorama de trekking va acompañado de un buen par de garrafas, litros de cerveza, melones y comida poco ad hoc para este deporte. Nosotras vivimos a 4 kilómetros de Curanipe y por lo general el recorrido lo hacemos caminando. La idea es salir temprano, a las 9 en el semáforo para partir todos juntos, así que los niños nos invitan a quedarnos en su casa, en el pueblo, para evitar atrasos y la caminata extra de Peuño a Curanipe.
Pero es la noche del jueves y algo hay que hacer. Hace una semana el "Jueves Piola" resultó ser más agitado de lo que esperábamos. "¿Vamos a Costa Madero? Pero está vez sí que sea piola porque mañana hay que hacer deporte" A todos nos parece una buena idea así que ¡A Pelluhue los pasajes! Llegamos más temprano que la semana anterior porque ni siquiera el bar está abierto. El comienzo no es muy distinto: tragos dos por uno y ¡A Bailar!... ¡Ups! nuevamente todo comienza a moverse más de la cuenta y luego tarda en regresar a su lugar. Esta vez no hay comentarios así que esta vez tampoco hay llanto. Llega más gente, parece ser que los jueves en Costa Madero empiezan a ser una buena opción para el resto de los veraneantes de Cauquenes, Pelluhue, Chanco y Curanipe. Así pasa la noche y también la hora de irnos, mañana hay que hacer deporte. Llegamos a Curanipe mucho más tarde de lo que esperábamos y nuevamente el “Jueves Piola” fue más agitado “Oye, pero no me quiero ir a la casa todavía ¿Dónde estarán los niños?" Maca, Lore y yo tenemos ganas de sociabilizar. "No sé, Lore llama a alguien para preguntar". "Están en el camping. ¿Vamos?". A estas alturas nuestra amistad adquiere un carácter extra de compañerismo y empiezan las confidencias de secretos que prometimos jamás revelar, claro que difícilmente los recordaríamos al día siguiente. "Vamos a dejar a la Lore a su casa, dijimos que la íbamos a cuidar y no nos vamos hasta que abra la puerta, ¡hip! Amigui, tómese su tiempo, nosotras la esperamos". Una vez cumplida la misión de guardaespaldas, Maca y yo nos vamos a la casa de los niños. "Shhhhhtt! Que no despierten, ¿Dónde íbamos a dormir nosotras?". Nos acostamos en la pieza del fondo e intentamos dormir, creo. "Jany ¿Qué hora es?". "Uhh! ¡La hora que es! En un rato tenemos que estar en el semáforo. ¿Vamos a ir, cierto? Pucha, te apuesto que no, están todos curaítos y no se van a levantar. ¡Yo quiero ir! Nunca podemos hacer ecoturismo, nunca hacemos lo que a mí me gusta, nunca me acompañan. Puuucha, ¡Yo de verdad quiero ir!". "Yaaa, tranquila, sí vamos a ir. ¿Tú creí que se levanten?, yo voy, si yo también quiero ir", "¿En serio? ya pero no nos quedemos dormidas nosotras. ¿A que hora pongo el despertador?". "Oye ¿Cachaste todos los secretos que nos contamos con la Lore?". "Uhhh!, sí, ninguna filtraba información jajaja". Supongo que después de tanto conversar en algún momento caímos en los brazos de Morfeo porque tengo el recuerdo de abrir los ojos y recuperar la conciencia. "Maca, ya es hora, ¿Vamos a ir?", "No sé, no creo que las niñas se levanten". "Puchaaa, llamemos a la Lore y le preguntamos... dice que sí va, y el Negro también y las niñas Leal...voy a despertar a los niños... ¿O mejor me voy a bañar?". Hasta el día de hoy con Maca estamos seguras que si ese día logramos levantarnos fue solamente porque el alcohol consumido aún no abandonaba nuestro organismo. Nos juntamos en el semáforo, hicimos las compras pertinentes y partimos. Las niñas Leal, Negro, Caco, Maca, Lore y yo nos vamos caminando mientras que Coke y el resto de Peuño parten en el Jeep. "Amigui ¿Corramos?". "Ya, para hacer deporte y bajar el alcohol". Una hora de camino a pleno sol, quién haya dicho que el alcohol y el deporte no son compatibles estaba muy equivocado, si el Vodka no hubiese estado aún en mi cuerpecito jamás habría podido correr esa distancia. "Siento olor a copete, parece que estamos fermentado, ¿Te queda agüita?". Y así llegamos a nuestro destino. El estado de mis amiguis era realmente deplorable "¡Aguaaa!". En cambio Maca, Lore y yo habíamos dejado toda nuestra resaca en el camino hacia Los Gemelos.
Coke decide avanzar un poco más en jeep, y otro poco y otro más. "Jany ven súbete y afírmate bien". Para aventurar un poco más me subo en la rueda trasera del jeep junto a Caco y El Negro pero inmediatamente me doy cuenta que esa adrenalina no es para mí y prácticamente entierro las uñas en el techo, obviamente me bajo apenas tengo la oportunidad. "Ya Coke, ahí no más, deja el Jeep aquí. ¿A dónde vai? Mejor no sigas". Y el jeep deja de avanzar, no porque Coke lo decidiera sino porque no hay más camino y el terreno impide que pueda retroceder. "Hay que seguir a pie, pero primero saquemos el jeep". Nube de tierra y piedras que saltan por todos lados, el jeep sigue donde mismo. "¿Alguien sabe manejar?". "La Jaaaanyyy". "Ups, pero no tengo licencia". "No importa, aquí nadie te la va a pedir, sube, aceleras y cuando te avisemos frenas". Necesito apoyo moral, no puedo hacer esto sola así que le digo a la Chikis que se siente de copiloto. Los niños se acomodan en los costados a la altura de las ruedas y empiezan a empujar y levantar el jeep “Rrrrrrrrnnnn” Mucha tierra y piedras que saltan por doquier, “¡Frena!”, algo avanzamos. Se repite la acción un par de veces y de pronto “¡Frena! ¡Frena! ¡¡FREENAA!!”. Las mochilas que había puesto de respaldo ya cedían y mis pequeños pies no alcanzaban a pisar a fondo el pedal así que rápidamente y en un acto reflejo tiro el freno de mano a la vez que casi me recuesto en el asiento con tal de que el bendito pedal llegue a su tope final. Silencio Absoluto y la Chika más pálida que nunca, por los espejos puedo ver aparecer a cada uno de mis amigos entre una nube de polvo. Ahí está Chechin, Coke, Negris… ¿Y Caco? Falta el Caco… ¿Donde está? ¡Lo maté! ¡Esta abajo del jeep! De pronto “toc toc” golpean la ventana trasera, Caco esta vivo y a mi me tiemblan las rodillas y en realidad todo el cuerpo. Sin pensarlo muy bien lo intentamos una vez más. Si tomaba conciencia de ese momento me bajo del jeep y nadie me vuelve a subir. “Ya niña, ¿Estás bien? Dale otra vez”. “Ok”.
Al final nunca pudimos sacar el jeep, ni siquiera con la yunta de bueyes que los niños fueron a buscar y que nunca llegó. “Mejor bajemos no más y después vemos que hacemos”. Nos repartimos el arsenal y comenzamos en descenso con botellas de cerveza, bidones de vino, pan, melones, etc. Y así, equivocando el camino y entre una mezcla de Tarzán, Indiana Jones y técnica “poto cross” logramos llegar al río y encontrar las dos pozas, “Los Gemelos”, claro que el cansancio no permitió que disfrutáramos de nuestro rico picnic ya que sólo buscábamos un poco de sombra para poder dormir un momento. En tanto mis amiguis, Sandra y Bruja, no muy adeptas al deporte aventura y furiosas de los pequeños percances deciden volver al pueblo e inmediatamente emprenden el camino de regreso junto al partner Caco.
Quienes nos quedamos en el río descansamos un momento, los niños se tiran al agua y luego emprendemos el camino de vuelta… ¡Subiendo! Exhaustos logramos llegar sobre la pendiente pero el jeep quedó varado así que el regreso a Curanipe tendrá que ser a pie. Después de caminar un buen trecho aparece un auto, es el “prete” de la Cata y como podemos nos acomodamos, unas en la maleta y otras sentadas en las piernas de alguno de los niños, sí, bastante apretados pero todos dentro del auto. Así culmina nuestro día de ecoturismo, un tanto accidentado y definitivamente muy distinto a lo que esperábamos pero supongo que gracias a eso hoy puedo escribir esta historia.
Demás está decir que mis amigas nunca más quisieron repetir la experiencia aunque yo lo pasé re bien. ¿Cuándo hacemos ecoturismo otra vez? jajaja
El viernes haremos ecoturismo: iremos a pasar el día a "Los Gemelos", claro que sólo en Curanipe y con mis amigos, el panorama de trekking va acompañado de un buen par de garrafas, litros de cerveza, melones y comida poco ad hoc para este deporte. Nosotras vivimos a 4 kilómetros de Curanipe y por lo general el recorrido lo hacemos caminando. La idea es salir temprano, a las 9 en el semáforo para partir todos juntos, así que los niños nos invitan a quedarnos en su casa, en el pueblo, para evitar atrasos y la caminata extra de Peuño a Curanipe.
Pero es la noche del jueves y algo hay que hacer. Hace una semana el "Jueves Piola" resultó ser más agitado de lo que esperábamos. "¿Vamos a Costa Madero? Pero está vez sí que sea piola porque mañana hay que hacer deporte" A todos nos parece una buena idea así que ¡A Pelluhue los pasajes! Llegamos más temprano que la semana anterior porque ni siquiera el bar está abierto. El comienzo no es muy distinto: tragos dos por uno y ¡A Bailar!... ¡Ups! nuevamente todo comienza a moverse más de la cuenta y luego tarda en regresar a su lugar. Esta vez no hay comentarios así que esta vez tampoco hay llanto. Llega más gente, parece ser que los jueves en Costa Madero empiezan a ser una buena opción para el resto de los veraneantes de Cauquenes, Pelluhue, Chanco y Curanipe. Así pasa la noche y también la hora de irnos, mañana hay que hacer deporte. Llegamos a Curanipe mucho más tarde de lo que esperábamos y nuevamente el “Jueves Piola” fue más agitado “Oye, pero no me quiero ir a la casa todavía ¿Dónde estarán los niños?" Maca, Lore y yo tenemos ganas de sociabilizar. "No sé, Lore llama a alguien para preguntar". "Están en el camping. ¿Vamos?". A estas alturas nuestra amistad adquiere un carácter extra de compañerismo y empiezan las confidencias de secretos que prometimos jamás revelar, claro que difícilmente los recordaríamos al día siguiente. "Vamos a dejar a la Lore a su casa, dijimos que la íbamos a cuidar y no nos vamos hasta que abra la puerta, ¡hip! Amigui, tómese su tiempo, nosotras la esperamos". Una vez cumplida la misión de guardaespaldas, Maca y yo nos vamos a la casa de los niños. "Shhhhhtt! Que no despierten, ¿Dónde íbamos a dormir nosotras?". Nos acostamos en la pieza del fondo e intentamos dormir, creo. "Jany ¿Qué hora es?". "Uhh! ¡La hora que es! En un rato tenemos que estar en el semáforo. ¿Vamos a ir, cierto? Pucha, te apuesto que no, están todos curaítos y no se van a levantar. ¡Yo quiero ir! Nunca podemos hacer ecoturismo, nunca hacemos lo que a mí me gusta, nunca me acompañan. Puuucha, ¡Yo de verdad quiero ir!". "Yaaa, tranquila, sí vamos a ir. ¿Tú creí que se levanten?, yo voy, si yo también quiero ir", "¿En serio? ya pero no nos quedemos dormidas nosotras. ¿A que hora pongo el despertador?". "Oye ¿Cachaste todos los secretos que nos contamos con la Lore?". "Uhhh!, sí, ninguna filtraba información jajaja". Supongo que después de tanto conversar en algún momento caímos en los brazos de Morfeo porque tengo el recuerdo de abrir los ojos y recuperar la conciencia. "Maca, ya es hora, ¿Vamos a ir?", "No sé, no creo que las niñas se levanten". "Puchaaa, llamemos a la Lore y le preguntamos... dice que sí va, y el Negro también y las niñas Leal...voy a despertar a los niños... ¿O mejor me voy a bañar?". Hasta el día de hoy con Maca estamos seguras que si ese día logramos levantarnos fue solamente porque el alcohol consumido aún no abandonaba nuestro organismo. Nos juntamos en el semáforo, hicimos las compras pertinentes y partimos. Las niñas Leal, Negro, Caco, Maca, Lore y yo nos vamos caminando mientras que Coke y el resto de Peuño parten en el Jeep. "Amigui ¿Corramos?". "Ya, para hacer deporte y bajar el alcohol". Una hora de camino a pleno sol, quién haya dicho que el alcohol y el deporte no son compatibles estaba muy equivocado, si el Vodka no hubiese estado aún en mi cuerpecito jamás habría podido correr esa distancia. "Siento olor a copete, parece que estamos fermentado, ¿Te queda agüita?". Y así llegamos a nuestro destino. El estado de mis amiguis era realmente deplorable "¡Aguaaa!". En cambio Maca, Lore y yo habíamos dejado toda nuestra resaca en el camino hacia Los Gemelos.
Coke decide avanzar un poco más en jeep, y otro poco y otro más. "Jany ven súbete y afírmate bien". Para aventurar un poco más me subo en la rueda trasera del jeep junto a Caco y El Negro pero inmediatamente me doy cuenta que esa adrenalina no es para mí y prácticamente entierro las uñas en el techo, obviamente me bajo apenas tengo la oportunidad. "Ya Coke, ahí no más, deja el Jeep aquí. ¿A dónde vai? Mejor no sigas". Y el jeep deja de avanzar, no porque Coke lo decidiera sino porque no hay más camino y el terreno impide que pueda retroceder. "Hay que seguir a pie, pero primero saquemos el jeep". Nube de tierra y piedras que saltan por todos lados, el jeep sigue donde mismo. "¿Alguien sabe manejar?". "La Jaaaanyyy". "Ups, pero no tengo licencia". "No importa, aquí nadie te la va a pedir, sube, aceleras y cuando te avisemos frenas". Necesito apoyo moral, no puedo hacer esto sola así que le digo a la Chikis que se siente de copiloto. Los niños se acomodan en los costados a la altura de las ruedas y empiezan a empujar y levantar el jeep “Rrrrrrrrnnnn” Mucha tierra y piedras que saltan por doquier, “¡Frena!”, algo avanzamos. Se repite la acción un par de veces y de pronto “¡Frena! ¡Frena! ¡¡FREENAA!!”. Las mochilas que había puesto de respaldo ya cedían y mis pequeños pies no alcanzaban a pisar a fondo el pedal así que rápidamente y en un acto reflejo tiro el freno de mano a la vez que casi me recuesto en el asiento con tal de que el bendito pedal llegue a su tope final. Silencio Absoluto y la Chika más pálida que nunca, por los espejos puedo ver aparecer a cada uno de mis amigos entre una nube de polvo. Ahí está Chechin, Coke, Negris… ¿Y Caco? Falta el Caco… ¿Donde está? ¡Lo maté! ¡Esta abajo del jeep! De pronto “toc toc” golpean la ventana trasera, Caco esta vivo y a mi me tiemblan las rodillas y en realidad todo el cuerpo. Sin pensarlo muy bien lo intentamos una vez más. Si tomaba conciencia de ese momento me bajo del jeep y nadie me vuelve a subir. “Ya niña, ¿Estás bien? Dale otra vez”. “Ok”.
Al final nunca pudimos sacar el jeep, ni siquiera con la yunta de bueyes que los niños fueron a buscar y que nunca llegó. “Mejor bajemos no más y después vemos que hacemos”. Nos repartimos el arsenal y comenzamos en descenso con botellas de cerveza, bidones de vino, pan, melones, etc. Y así, equivocando el camino y entre una mezcla de Tarzán, Indiana Jones y técnica “poto cross” logramos llegar al río y encontrar las dos pozas, “Los Gemelos”, claro que el cansancio no permitió que disfrutáramos de nuestro rico picnic ya que sólo buscábamos un poco de sombra para poder dormir un momento. En tanto mis amiguis, Sandra y Bruja, no muy adeptas al deporte aventura y furiosas de los pequeños percances deciden volver al pueblo e inmediatamente emprenden el camino de regreso junto al partner Caco.
Quienes nos quedamos en el río descansamos un momento, los niños se tiran al agua y luego emprendemos el camino de vuelta… ¡Subiendo! Exhaustos logramos llegar sobre la pendiente pero el jeep quedó varado así que el regreso a Curanipe tendrá que ser a pie. Después de caminar un buen trecho aparece un auto, es el “prete” de la Cata y como podemos nos acomodamos, unas en la maleta y otras sentadas en las piernas de alguno de los niños, sí, bastante apretados pero todos dentro del auto. Así culmina nuestro día de ecoturismo, un tanto accidentado y definitivamente muy distinto a lo que esperábamos pero supongo que gracias a eso hoy puedo escribir esta historia.
Demás está decir que mis amigas nunca más quisieron repetir la experiencia aunque yo lo pasé re bien. ¿Cuándo hacemos ecoturismo otra vez? jajaja
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