Martes 15 de agosto, feriado. Panorama del día: . Cerro Provincia
La última vez que me acerqué a la montaña fue en marzo cuando fuimos al Monumento El Morado , desde entonces no hubo nada de cerros, hasta ahora. El pronóstico del tiempo acompaña nuevamente, desde Santiago la cumbre se ve nevada y entre papá, Feña y yo no tardamos en organizarnos para retomar las ascenciones. Día lunes, mi amiga me invita al bar "No puedo, mañana subo cerro", definitivamente es uno de los sacrificios al intentar hacer este deporte, el día anterior imposible carretear, moriría a los pies de la montaña. Mi prima Leila esta en msn y le extiendo la invitación. Lo de prendida debe ir en la sangre porque con la misma velocidad que ambas nos motivamos para alguna "juntación etílica", me dice que sí, que la cuente, que ella va, que ahora va a Barrio Brasil pero vuelve temprano, que a las 7.30 a.m. estará lista y así quedó conformado el equipo de inicio de temporada 2006 - 2007.Obvio, nos quedamos dormidos y a las 7 recién desperté así que comenzamos a ascender cerca de las 9.30 a.m. Durante los primeros 15 minutos mi pobre primis ya creía morir y es que llegar y subir un cerro como el Provincia por primera vez cuando no se está acostumbrado a hacer ningún deporte es cosa seria, "Si el único deporte que hago es tomar" le diría en un momento a mi papá, pero la motivación no es algo que se entrene, se es aperrado o no y ella definitivamente lo fué. Feña y papá tenían como objetivo hacer cumbre, nosotras teníamos como meta llegar al Alto el Naranjo (que por cierto nunca fue un naranjo sino un quillay).
Lamentablemente, comenzamos a subir demasiado tarde por lo que nadie logró llegar a la cima, hubiese sido muy peligroso que nos pillara la noche al bajar. Por nuestra parte, logramos avanzar bastante más allá de nuestra meta la cual alcanzamos después de 3 horas de camino.
El cerro se encontraba completamente despejado, sólo una extraña nubosidad mezclada con el tóxico esmog cubría el valle y no dejaba ver claramente la ciudad; sin embargo, a pesar de estar a sólo unos pasos de ella, en el Cerro Provincia se respira otro aire, el cansancio pasa a segundo plano, incluso es un ingrediente más que da un especial sabor a los sentidos, a la vista, a los aromas, los sonidos...del viento, de las aves...del silencio. Me encanta subir cerros, aunque siempre he dicho que lo peor de este deporte es justamente subir el cerro...¡¡Agotador!!...pero si no fuese por ese esfuerzo nada se vería igual. Claro, por el momento sólo ascendemos cerros relativamente fáciles, por el día, pero ya tenemos algunos proyectos para continuar avanzando en esta disciplina.
Hace años tuve mi primera incursión en esta rama cuando hice un taller de montaña en la universidad pero ahí quedó, un par de años después, ya ni recuerdo cómo, comenzamos a subir con papá. Nunca hemos tenido mala relación, jamás, pero debo reconocer que este deporte nos ha acercado de una manera extraordinaria, de alguna manera lo siento cómplice y compañero desde el mismo instante en que decimos "Veamos como está el tiempo para el sábado y subimos algún cerro", desde ese segundo somos partner, en programar la hora, comida, mochila y todos lo que requiere la ascención. De la misma manera sé que él recordará siempre que su primera cumbre fue cuando subimos juntos, yo recordaré siempre que ese día, la cima estaba hermosamente nevada y la felicidad en su rostro iluminaba más que la misma montaña.
Desde ese día, si he de subir cerros, definitivamente es en quién primero pienso como compañero "Cuento contigo y tú conmigo" me dijo hace poco y sin duda así es.
(Papá, se que a veces me lees pero ojo...sin hinchar demasiado el pecho ¿ok? jajajaa)
Esta vez no hubo cumbre pero sí esa exquisita satisfacción de estar en la montaña, claro, no nos quedaríamos sólo con este momento, aún antes de bajar ya comenzábamos a programar el regreso, la próxima vez hasta la cumbre.
Esto no termina aquí...