septiembre 10, 2006

Mi propio Aniversario en el mes de Septiembre.

Ingresé a la U a los 19 años, sin saber qué quería hacer con mi vida y mucho menos si ESA era la carrera que deseaba; sin embargo, tenía claro que las injusticias no iban conmigo, que soñaba con un país que buscara la equidad y que para lograrla había que levantar la voz.

Entré a la Universidad de Santiago y no tarde mucho tiempo en conocer gente, no sólo quienes eran mis compañeros de curso, en realidad, creo que fue a quienes menos conocí entonces. A los 19 años y media perdida en la vida con respecto al futuro académico, dispuse de mucho tiempo para desviar los pasos, entre alguna que otra clase, en dirección a los pastos compartiendo una que otra "chela", ahí conocí mucho del mundo universitario, alumnos de diversas carreras y facultades, algunos dirigentes y gente de centros de alumnos y Federación.
No pertenezco a una familia con altos niveles de ingreso pero si me quejara sería una mal agradecida, siempre he tenido lo suficiente y un poco más...a veces bastante más. Me inculcaron el amor como base de la vida misma, me enseñaron conceptos de respeto, de igualdad, que todos merecemos las mismas oportunidades. Quizás por eso me molestó tanto que muchos de mis compañeros no pudiesen seguir estudiando porque simplemente no podían solventar el excesivo arancel. Yo ni siquiera estaba segura de querer estar ahí, pero estaba porque mi familia podía disponer mensualmente la cuota requerida, con esfuerzo, es cierto, pero podía. En cambio, había tanta gente que sufría cada día porque el Estado no disponía de más recursos, así que a olvidarse de más crédito no más, a olvidarse de una carrera.


Así comencé a ir a las asambleas de dirigentes, a cuanta marcha hubo, a convocar gente, a discutir mucho al respecto, me molestaba enormemente que los afectados no hicieran nada, yo no lo necesitaba pero estaba ahí simplemente porque creía que era lo justo. Pasé por fuera del edificio de la Concertación gritando junto a mis compañeros "¡Concertación! Vergüenza Nacional...Hay plata para aviones y no para estudiar! ", me paré frente el Ministerio de Educación y corrí más que Forrest Gump cuando las moles de Fuerzas Especiales aparecían. Jamás lancé una piedra en alguna protesta ni las recolecté para los encapuchados, nunca he estado de cuerdo con ese nivel de violencia. Vi como uniformados se escondían y lanzaban piedras contra estudiantes, sí, la gran mayoría se divierte, lo ví, por lo mismo aplaudí cada vez que los tarros de pinturas alcanzaban al 'zorrillo' o al 'guanaco'. Cada vez que hubo protesta, me iba junto a alguna amiga a la parte más céntrica de la Universidad donde nos encerrábamos en alguna sala a escuchar música para alejarnos de la toxicidad de las 'lacrimógenas' y cuando ya los ánimos se calmaban, salíamos tranquilamente y marchábamos a casa. En ese tiempo Carabineros tenía prohibido ingresar al recinto así que ahí esperábamos seguras que todo pasara.

El día 10 de septiembre nuevamente hubo protesta pero esta vez yo no estaba de acuerdo ni con la forma, ni con los ideales. Me parece que esos desórdenes y desmanes perdieron el sentido hace mucho y son una falta de respeto hacia quienes sí sufrieron en aquella época.

Esa tarde la Universidad se cerró, como tantas otras veces. Adentro quedaba mucha gente, yo estaba con una prima y unos amigos, alrededor grupos cantando, tomándose algún copete y otros tanto jugando una pichanga. Estaba todo muy tranquilo pero de todas maneras quise ir a mirar que pasaba en el Frontis, cuando llegué no había gente y las rejas se encontraban abiertas. La Universidad estaba en silencio, excepto por un helicóptero de carabineros que sobrevolaba de vez en cuando.
"No hay gente, está vacío, parece que todo se hubiera terminado pero el ambiente esta como raro" No hago más que decirle eso a mi prima y vemos una gran masa corriendo hacia nosotros "¡¡LOOOS PACOOOS!!" Y todo fue caos, la gente se levantó con vasos, botellas, guitarras, pelotas y todos corrimos hacia la última salida. Estábamos a 5 metros de la calle y aparece 'El Guanaco', a correr otra vez, llegamos a otra de las puertas...3 metros...¡'El guanaco' de nuevo! Arrancamos por los pasillos hasta que todo volvió a la calma, quedábamos unas 10 personas, el resto desapareció en la fuga. Entre arbustos podíamos ver como el recinto era invadido por las moles de verde, era chocante verlos imponentes invadiendo nuestros espacios. En un momento decidimos salir, caminamos por los pasillos, recuerdo haber sido la primera cuando de pronto aparece Fuerzas Especiales caminando hacia nosotros y tras ellos una enorme fila de estudiantes:

"¿Y usted?Para dónde va?",
"A mi casa" fue lo único que atiné a responder "...Asi que permiso"

Él revisó mi mochila y con mi prima le dijimos que nos dejara ir, que no tenía por qué detenernos, nos sonrió y dejó que nos fueramos. Mi prima camino adelanté y en una fracción de segundos llegó otro mastodonte que me agarró y dijo: A la Fila. Intenté explicarle que nos habían permitido irnos pero el sólo respondió golpeando con un fuerte empujón con su escudo "¡A la Fila te dije!" Ok, inmediatamente me di cuenta que no valía la pena discutir y así tuve que llegar a la Comisaría junto a otros 74 compañeros. Eramos 15 mujeres, una que reclamaba porque habíamos vuelto a la época de la Dictadura Militar, otra que lloraba y gritaba que nos iban a moler a golpes porque a ella le pegaron al detenerla, no faltó la niña desubicada que encontró la micro y los trajes hediondos y comenzó a lanzar colonia de bebé por todos lados, esa mezcla de alcohol y lacrimógena fue terrible...¡Me acuerdo y la odio! Más encima nos sentaron de a cuatro en un par de asientos y con la suerte que tengo ella iba conmigo, había otra que logró llegar a una ínfima ventana que daba a la calle y comenzó a gritar "¡Mamáaaa...sácame de aquí!", era un verdadero gallinero.

Requisaron todo el copete que llevábamos y lo pusieron en una mesa, la cantidad era increíble, había hasta cajas de leche encima. Me detuvieron a las 5 de la tarde y fuimos las primeras en salir alrededor de las 23.30 hrs. Nos llevaron al sector de las celdas mientras a los hombres los dejaron sentados en el patio. Las 15 mujeres juntas fue terrible, las odié, juro que las odié, quería que se callaran de una vez, odié a los pacos por detenernos, por dejarnos juntas en un espacio tan reducido. Los hombres eran 60 y a 3 de ellos los encerraron en celdas porque los habían encontrado con piedras. Sorpresa para mí fue ver que uno de ellos era compañero de carrera, jamás lo ví en una protesta, sabía que no era encapuchado. Una de las niñas me contó que había visto cuando lo detenían y le metían las piedras en la mochila, fue justamente a la que golpearon. Que rabia e inpotencia sentí en ese momento. Mi experiencia no fue terrible, fue casi anecdótica, me molestó ser detenida ese día, cuando el único cargo podría haber sido estar dentro de la Universidad y eso no es delito. Claro, el cargo que figuraba era "Desorden en la Vía Pública". Me molestó aún más cuando conversando con Fuerzas Especiales uno de ellos me dijera :

"No sé quién las trajo a ustedes, nosotros teníamos órdenes de no detener mujeres, ahora acá están molestos porque es mucha gente y no podrán hacer cambio de turno hasta que se vayan todos"
Y
para colmar en medio de la discusión que tuvimos reconociera "Sí, tienes razón, nosotros sabemos que ninguno de ustedes tiene nada que ver, es cosa de verlos y saber que no son encapuchados pero alguien tiene que pagar y les tocó no más".

En fin, de ese día hay muchísimo más que contar pero el post ya esta excesivamente largo. Lo que sí, hoy se cumplen 7 años exactos de ese día, de cuando me convencí de que en este país no necesitas tener ni siquiera dos dedos frente para pertenecer a la Fuerza Policial, sólo salir a la calle y arrasar con todo lo que parezca ser estudiante, da lo mismo si son niñas de 15 años a quienes agarras por las mechas o egresados que van a hacer sus trámites a la Universidad, si son capaces que capturar a alguno de ellos, listo, puedes pertencer al grupo de las moles de verde, no necesitas tener más dicernimiento que ese.