Poniéndome en contexto
En el contexto histórico, de ese moreno me enamoré, me enamoré con suspiros en la piel y con sonrisas espontáneas en medio de la nada. Nunca fui correspondida y el enamoramiento sólo fue concreto esa noche del nuevo año. Del enamoramiento sólo quedaron los recuerdos difusos por el exceso de espumante, los besos, besos, besos, la cumbia, la salsa, los ojos. Nunca fui correspondida y así el enamoramiento se fue petrificando. Nos conocimos un poco más, nos topamos por el barrio y por algún otro tema, nos correspondimos la buena onda y ya.
En el contexto histórico, con Argentina nos acompañamos en el proceso de reacomodo, en la distancia de esa fase de la relación que terminábamos y fuimos un sólo amigos por un tiempo. Él se fue por otros rumbos de amores y yo me entretuve en la no correspondencia de mi enamoramiento de piel morena y en otros amores sí correspondidos pero que ya desde entonces se conjugaban más bien en pretérito. Y hoy ya no se si recuerdo bien en qué momento exacto fue que la distancia de esa fase nos dejó viviendo juntos y compartiendo la vida desde hace casi un año atrás.
En el contexto actual, no era de eso de lo que quería hablar. Me vine a recordar.
Reconozco esa sensación de insatisfacción una vez más. En este libro virtual tengo registro de tantas rabias, angustias, frustraciones, miedos, desesperación. Hoy no siento ni la décima parte de eso. Hoy vivo bien, contenta pero también ya tuve la experiencia de vivir mejor, ya tuve el regalo mágico de sentirme plena, de sentir el alma tan fuerte que ni una lágrima de tristeza podría quitar esa luz.
Hoy vivo bien, me siento agradecida de tanto, sobre todo de las oportunidades de cada nuevo minuto.
Hoy vivo bien pero no me siento así de plena ni con el alma así de fuerte. Me he perdido.
Hoy es distinto a esos años anteriores porque hoy vivo bien, porque hoy se que soy una afortunada de vivir la vida que tengo, porque sé que estos momentos son oportunidades para volver a buscar, a soñar, a crear. Son momentos para tener la oportunidad de volver a escoger, como entonces, la voluntad, la fe, y el coraje.
Hace año me sentía emocionalmente destruida y sólo me quedó dar un paso adelante y luego otro más. Hoy no es así y eso trae dificultades distintas porque hoy estoy bien y puedo seguir estando bien, pero no plena, y yo lo quiero todo. Esa ambición de simpleza y plenitud es la mayor esperanza diaria. Hoy aprendo cosas nuevas, hoy me agobian cosas nuevas. Es cuestión de tiempo, de decisión y de coraje. Es el proceso el que siempre es un poco tenso, incómodo pero si no fuese así, me sentaría en la comodidad.
En el contexto de lo actual, me vine a recordar. Me vine a recordar que el coraje está ahí para ser utilizado, que las lágrimas y ese estado de sobrepasada es lo que me hace mover un paso más. Me vine a recordar que cada vez que logré una cumbre o una travesía, en el caminó lloré, siempre lloré pero nunca desistí. Me vine a recordar que después de la incomodidad viene siempre la libertad. Pensamientos libres, cuerpo libre, alma libre, amor libre. Me vine a recordar que en la fortaleza está la libertad, y viceversa. Me vine a recordar que hoy también estoy viva.
Me vine a recordar que soy una afortunada y una agradecida de mi vida y de la oportunidad de cada día.
Gracias, gracias, gracias.
En el contexto histórico, con Argentina nos acompañamos en el proceso de reacomodo, en la distancia de esa fase de la relación que terminábamos y fuimos un sólo amigos por un tiempo. Él se fue por otros rumbos de amores y yo me entretuve en la no correspondencia de mi enamoramiento de piel morena y en otros amores sí correspondidos pero que ya desde entonces se conjugaban más bien en pretérito. Y hoy ya no se si recuerdo bien en qué momento exacto fue que la distancia de esa fase nos dejó viviendo juntos y compartiendo la vida desde hace casi un año atrás.
En el contexto actual, no era de eso de lo que quería hablar. Me vine a recordar.
Reconozco esa sensación de insatisfacción una vez más. En este libro virtual tengo registro de tantas rabias, angustias, frustraciones, miedos, desesperación. Hoy no siento ni la décima parte de eso. Hoy vivo bien, contenta pero también ya tuve la experiencia de vivir mejor, ya tuve el regalo mágico de sentirme plena, de sentir el alma tan fuerte que ni una lágrima de tristeza podría quitar esa luz.
Hoy vivo bien, me siento agradecida de tanto, sobre todo de las oportunidades de cada nuevo minuto.
Hoy vivo bien pero no me siento así de plena ni con el alma así de fuerte. Me he perdido.
Hoy es distinto a esos años anteriores porque hoy vivo bien, porque hoy se que soy una afortunada de vivir la vida que tengo, porque sé que estos momentos son oportunidades para volver a buscar, a soñar, a crear. Son momentos para tener la oportunidad de volver a escoger, como entonces, la voluntad, la fe, y el coraje.
Hace año me sentía emocionalmente destruida y sólo me quedó dar un paso adelante y luego otro más. Hoy no es así y eso trae dificultades distintas porque hoy estoy bien y puedo seguir estando bien, pero no plena, y yo lo quiero todo. Esa ambición de simpleza y plenitud es la mayor esperanza diaria. Hoy aprendo cosas nuevas, hoy me agobian cosas nuevas. Es cuestión de tiempo, de decisión y de coraje. Es el proceso el que siempre es un poco tenso, incómodo pero si no fuese así, me sentaría en la comodidad.
En el contexto de lo actual, me vine a recordar. Me vine a recordar que el coraje está ahí para ser utilizado, que las lágrimas y ese estado de sobrepasada es lo que me hace mover un paso más. Me vine a recordar que cada vez que logré una cumbre o una travesía, en el caminó lloré, siempre lloré pero nunca desistí. Me vine a recordar que después de la incomodidad viene siempre la libertad. Pensamientos libres, cuerpo libre, alma libre, amor libre. Me vine a recordar que en la fortaleza está la libertad, y viceversa. Me vine a recordar que hoy también estoy viva.
Me vine a recordar que soy una afortunada y una agradecida de mi vida y de la oportunidad de cada día.
Gracias, gracias, gracias.