mayo 17, 2025

Llegó la pizza, también el vino

Hoy las noches especiales se traducen en delivery de pizza y una copa de vino. Seguimos en Valparaíso.

Lejos están esas noches hiperactivas interminables donde una aventura de vida ocurría tras otra. Esta vez incluso el vino lo trajo el repartidor de la aplicación. Argentina bajó a buscar ambas cosas.

Afuera llueve y yo me meto dentro de la cama para sentirme abrigada. Lejos quedan esas noches donde la lluvia era el motivo perfecto para salir a sentirla, para salir a vivirla.

Por estos días cumplimos nueve años desde esa primera cita con Argentina, nueve años de encontrarnos en la aplicación de citas y luego en el bar. Hemos pasado aniversarios en ese bar, con el mismo pedido: pizza de queso azul con nueves y miel junto a una jarra de borgoña.

En estos nueve años hemos pasado por diversas etapas, por encuentros y otros no tanto. Hemos crecido y envejecido juntos.

De pronto envejecí tanto tanto. Cuando dejé de moverme cómo si tuviese un golpe eléctrico constante bombeando la sangre en mis venas, comencé una especie de fase en decadencia de la cual me ha costado años salir. Siento que he vivido varias vidas dentro de esta vida. Lamento que en muchas no he entendido lo feliz que era. 

Recuerdo cuando vibraba de felicidad al correr bajo la lluvia, al tocar el mar, al ver el valle desde una cumbre o rumbo a ella, al sentir el viento frío en mi nariz. Ahora vivo una felicidad distinta, una que va cuando abrazo a la nueva cachorra y recuerdo ese amor profundo que sentí por mi Perrita Pastora, una felicidad que va en los atardeceres sobre la bahía de y en las noches acurrucada junto a Argentina. Una felicidad que va en una noche de pizza y una copa de vino en casa.

Inevitablemente, me pregunto cosas. Extraño la vibra del mundo exterior. Hace unas semanas estuvimos en los bosques patagónicos del sur y volví a sentir esa vibración, esa expansión interna que me energiza y me lleva a correr para equilibrar el movimiento externo con ese desborde de conexión del alma. Son esas ocasiones, hoy esporádicas, las que me afirman que sigo siendo la misma. Sin embargo, también disfruto esta quietud cálida y segura, aunque no se bien a qué me refiero cuando digo: segura. ¿Segura de qué? Segura por qué? 

La vida es expansiva, el amor es expansivo, las ideas y los deseos también lo son. Las decisiones.... a veces no. 

¿Qué estoy dejando de escoger cuando quedo en espera de que escojan conmigo? Hoy termino mi pizza y mi copa de vino pensando en ello.

marzo 12, 2021

Tenía tanto que escribir... y aquí estoy.

 Anoche tenía tanto que escribir pero finalmente decidí dormir y dejarlo para hoy.

Hoy las palabras se desvanecen antes que pueda identificarlas. Siento más bien un zumbido, aunque quizás sea el zumbido de la corriente eléctrica que pasa sutilmente por el cargador del computador y que va haciendo eco en el silencio oprimido que retumba hoy. 

Últimamente me cuesta encontrar esos momentos oportunos. Se ha vuelto recurrente intentar seguir una programación mínima y poner algunas cosas en un lugar temporal que no es el inmediato. Lo consigo bastante mal, la verdad. Como esta redacción. Anoche tan lúcida en un instante en el que no quería dar rienda suelta al trasnoche explosivo de las palabras escritas y hoy, con tiempo dedicado para ello pero con tan poca lucidez.

En fin. Tenía tanto que decir que quise escribir para recordarlo, aunque hoy no sepa nada más.

junio 22, 2019

Poniéndome en contexto

En el contexto histórico, de ese moreno me enamoré, me enamoré con suspiros en la piel y con sonrisas espontáneas en medio de la nada. Nunca fui correspondida y el enamoramiento sólo fue concreto esa noche del nuevo año. Del enamoramiento sólo quedaron los recuerdos difusos por el exceso de espumante, los besos, besos, besos, la cumbia, la salsa, los ojos. Nunca fui correspondida y así el enamoramiento se fue petrificando. Nos conocimos un poco más, nos topamos por el barrio y por algún otro tema, nos correspondimos la buena onda y ya.

En el contexto histórico, con Argentina nos acompañamos en el proceso de reacomodo, en la distancia de esa fase de la relación que terminábamos y fuimos un sólo amigos por un tiempo. Él se fue por otros rumbos de amores y yo me entretuve en la no correspondencia de mi enamoramiento de piel morena y en otros amores sí correspondidos pero que ya desde entonces se conjugaban más bien en pretérito. Y hoy ya no se si recuerdo bien en qué momento exacto fue que la distancia de esa fase nos dejó viviendo juntos y compartiendo la vida desde hace casi un año atrás.

En el contexto actual, no era de eso de lo que quería hablar. Me vine a recordar.

Reconozco esa sensación de insatisfacción una vez más.  En este libro virtual tengo registro de tantas rabias, angustias, frustraciones, miedos, desesperación.  Hoy no siento ni la décima parte de eso. Hoy vivo bien, contenta pero también ya tuve la experiencia de vivir mejor, ya tuve el regalo mágico de sentirme plena, de sentir el alma tan fuerte que ni una lágrima de tristeza podría quitar esa luz. 

Hoy vivo bien, me siento agradecida de tanto, sobre todo de las oportunidades de cada nuevo minuto.
Hoy vivo bien pero no me siento así de plena ni con el alma así de fuerte. Me he perdido.

Hoy es distinto a esos años anteriores porque hoy vivo bien, porque hoy se que soy una afortunada de vivir la vida que tengo, porque sé que estos momentos son oportunidades para volver a buscar, a soñar, a crear. Son momentos para tener la oportunidad de volver a escoger, como entonces, la voluntad, la fe, y el coraje.

Hace año me sentía emocionalmente destruida y sólo me quedó dar un paso adelante y luego otro más.  Hoy no es así y eso trae dificultades distintas porque hoy estoy bien y puedo seguir estando bien, pero no plena, y yo lo quiero todo. Esa ambición de simpleza y plenitud es la mayor esperanza diaria. Hoy aprendo cosas nuevas, hoy me agobian cosas nuevas. Es cuestión de tiempo, de decisión y de coraje. Es el proceso el que siempre es un poco tenso, incómodo pero si no fuese así, me sentaría en la comodidad.

En el contexto de lo actual, me vine a recordar. Me vine a recordar que el coraje está ahí para ser utilizado, que las lágrimas y ese estado de sobrepasada es lo que me hace mover un paso más. Me vine a recordar que cada vez que logré una cumbre o una travesía, en el caminó lloré, siempre lloré pero nunca desistí. Me vine a recordar que después de la incomodidad viene siempre la libertad. Pensamientos libres, cuerpo libre, alma libre, amor libre. Me vine a recordar que en la fortaleza está la libertad, y viceversa. Me vine a recordar que hoy también estoy viva.

Me vine a recordar que soy una afortunada y una agradecida de mi vida y de la oportunidad de cada día.
Gracias, gracias, gracias.